El pasado domingo, día de las madres, mi familia inesperadamente sufrió otra perdida. Mi primo Manuel Rengifo a una semana de su cumpleaños numero 34 dejo este plano terrenal. Estaba en la planta baja de mi edificio paseando a mis perritas cuando mi hermana Delia me aviso, no pude evitar llorar, primero se trataba de un primo hermano al que ya no veía tanto como antes, pero con quien pase tantísimos días de mi infancia, segundo sigo sensible al tema de la muerte y tercero pensé en mi abuela, ahora un nieto me dije, que duro. Me quede unos minutos mas abajo llorando y hablándole a mama.
Al día siguiente fue el velorio y el entierro en San Juan de los Morros, en Guarico, pueblo-ciudad en la que mi mama y sus hermanos crecieron, pueblo-ciudad donde transcurrieron muchísimos días de mi infancia con mis primos…confieso haber decidido no asistir a los actos fúnebres de mi primo. Pude haber ido, pero decidí no hacerlo. Cobardía, seguramente.
Estaba acostada en mi cama sin poder parar de llorar, viendo la foto de mi mama colgada en la pared de mi cuarto y me dije “no quiero ver a mi primo tan joven en una urna, no quiero revivir el entierro de mama, no quiero llorar mas, no quiero ver a mi abuela sufrir, no quiero ver a mi familia sufrir”. Tal vez no estuvo bien mi decisión porque la familia debe estar en verdes y maduras, en buenas y malas, en perdidas y ganancias…pero no me sentí fuerte para ir, recuerdo haberle pedido perdón a mama porque me enseñó la importancia de la familia, lo esencial de apoyarse en la familia porque si bien es cierto que es algo que no eliges, la familia será la que este siempre con uno, al final de todo siempre se tiene a la familia…
Familia aquí estoy aunque no haya estado con ustedes el día del hasta luego a Manuel, aquí estoy y aquí estaré para cada uno de ustedes porque son mi familia, mi sangre, mi corazón, mi piel, mis venas, mis manos, mis pies…yo soy Rengifo, siempre lo he sido, fue en esa casa blanca de portón marrón donde fui feliz bañándome con manguera, jugando a la ere y al escondite, esperando al heladero para pedirle los 10bs al viejo Manuel, haciendo mis primeras galletas, aquella torta fucsia en navidad, cuando quemamos el pino que estaba en el jardín de la entrada principal de la casa, la vez que me cayo la reja de las escaleras en el pie y mi primera caída en bicicleta, inspiración para un poema de mama, los regaños de la abuela mecha, la voz sutil del viejo Manuel . Todo eso y mas viví en esa casa…de San Juan siempre recordare la Plaza Bolívar en navidad, el sanjuanote, los imponentes morros, el mirador, la finca de Miguel Ponte, las casas decoradas de navidad en una urbanización cercana a la casa de la abuela, no recuerdo su nombre, las noches en el estadio con mis primos hablando y recordando la infancia…los raspaos/cepillaos en la plaza, los pollos de la pollera de la esquina, al mudito y su elocuencia, el cuadro pintado por mi abuelo en la cocina, las hallacas en navidad, el pastel del morrocoy, los sancochos, las arepas fritas de mi abuela Delia, el periquito en la mañana con bollitos, el domino, la parranda, la alegría, la familia…a San Juan de los Morros siempre lo llevare en el alma, en mis recuerdos, en los tesoros de mi memoria.
Las lágrimas no han parado de acompañarme mientras escribo esta entrada…tantos recuerdos que me llegan, tantos abrazos, tantas sonrisas, tantas lágrimas por quienes se nos adelantaron….la bisabuela mecha, el abuelo Manuel, la tía Delita (mi mama) y ahora Manuel…pa lante familia que la vida sigue, que no podemos defraudar a ninguno de ellos, que tenemos razones para levantarnos….que estas ausencias nos unan, nos recuerden el privilegio de tener una familia. Que en la ausencia de nuestros seres queridos encontremos una razón mas para estar juntos, para agradecer que nos tenemos, para agradecer a los abuelos la vida…
Tíos Quero y Yomira, no puedo imaginar el dolor de perder un hijo. Pero conozco bien el dolor de perder a alguien que se ama con todas las fuerzas, a alguien a quien le debes todo lo que eres y tienes, por eso les entiendo y les digo que lloren todo lo que tengan que llorar, si sienten rabia también vívanla…pero lo que no se pueden permitir sentir es culpabilidad…cuando mama murió muchas veces me dije “y si hubiésemos hecho tal y cual cosa” “y si no hubiese pasado el día en la cocina ese día” “y si no la hubiese presionado tanto con el hecho de que debía relajarse ante la enfermedad”…y sobre todo me hacia sentir culpable el hecho de haberle hecho pasar sus últimos 2 meses sometida a una dieta estricta sin azúcar, sin café, sin carnes, sin carbohidratos, etc…resulta que nada de eso tiene sentido una vez que la persona ha muerto. Ha muerto, ya esta, no hay mas nada que hacer. Nada la revivirá. Y esos pensamientos solo son torturas que no llevan nunca a la paz interior, de hecho no llevan a nada. Vivan su dolor, su duelo, llegara la resignación…el entendimiento, no lo se, estoy en ese camino…y creo que tampoco es tan complicado…es simplemente aceptar que la muerte llega y llegara para todos. Es saber que somos finitos. Entender el porque mi mama se murió a los 60 y no de viejita con la casa llena de nietos…uy….creo que nunca lo entenderé. Pero lo acepto, lo de mama ya no era vida…lo de Manuel tampoco…dejaron de sufrir…se liberaron del dolor al cual el cuerpo los tenia sometidos…ahora ya nada les duele, son libres y plenos…y serán por siempre “polvo del camino” como reza mama en uno de sus poemas. Abracen a sus nietos, ámenlos y háganles saber siempre que su papa fue un gran hombre que los amo y amara siempre donde quiera que este.
Primos Carolina, Jesus y Keyla tampoco se que es perder un hermano y solo de pensarlo me lleno de pánico. Mis hermanas son todo para mí, son parte de mí. Y seguro eso era Manuel para ustedes…dejo dos hijos, sus sobrinos a quienes tienen que cuidar y amar muchísimo. Les hará falta su padre siempre, pero en ustedes podrán encontrarlo porque si primos, Manuel es parte de ustedes y ahora mas nunca. Sonrían con su recuerdo, lloren cuando sientan ganas de hacerlo…abrácenlo en el viento, háblenle quizás les escucha…yo creo que mama me escucha, de hecho estoy segura de que me ha respondido de alguna u otra forma, con hechos que me han pasado, con frases que he encontrado escritas por ella entre sus cosas, con su poesía…. Sigan unidos como siempre lo han sido, ámense siempre, escúchense, compartan, alégrense que la vida no para y no vale la pena perder el tiempo estancados en el sufrimiento. Recuerden que el amor no se acaba con la muerte. Les mando mi abrazo y espero verlos pronto.
Manuel: recuerdo unas hermosas palabras que me dijiste en el cumpleaños numero 84 de la abuela Delia. Se me aguaron los ojos mientras me hablabas…mama ya estaba enferma, se recuperaba de las quimios. Ya estabas por irte de la fiesta, nos despedíamos y me dijiste que yo no imaginaba lo importante que era para ti tu tia Delita, te pusiste a la orden para lo que necesitáramos, me dijiste que tu tía Delita siempre había estado para ti, te había ayudado en momentos difíciles, les había ayudado a todos en tu familia siempre. Recordamos la corta temporada que estuviste en la casa viviendo porque hacías trabajos de carpintería en Caracas y ya para irte me dijiste “gordita yo no las olvido”. Nosotras a ti tampoco primo y ahora que no te tenemos físicamente, tu recuerdo se hace más fuerte. Para mama fuiste un sobrino querido, como todos sus sobrinos de San Juan, siempre se preocupo por todos, le angustiaba que estuviesen pasando alguna necesidad y ella no poder ayudarles. En navidad llenaba la maleta de regalos y era feliz si alguno venia a pasar vacaciones en nuestro apartamento en los palos grandes. Ahora que quizás están juntos podrán darse el amor de los días ausentes una vez que crecimos y cada quien tomo su camino…para ti, para la abuela mecha, para el viejo Manuel y mi mama mi abrazo y mi amor en el viento. Hasta luego, primo, solo hasta luego.
Familia, los amo. En la vida no enfrentamos situaciones con las que no podamos lidiar.
Pasaremos como pasan
las líneas de las piedras
cuando las tiramos al cielo.
DELIA RENGIFO
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