"Cuando un poeta muere, esta más vivo que nunca". Delia Rengifo
Era de esperarse que mi primera entrada al blog estuviese dedicada a mi madre. Quien nos dejara físicamente el pasado 21 de febrero. Digo físicamente porque su esencia jamás se irá... hace falta su voz claro, esa voz firme, sutil, amable, contundente. No está su voz, pero estan sus letras...
Pasarás, pasaré,
pasaremos
como pasa el agua del río
en su camino habitual,
pasaremos como pasan
los días en un
lejano
desierto.
pasaremos como pasan
las líneas de las piedras
cuando las tiramos al cielo.
Un día desconocido
Nos volveremos nada
en este mundo
de vivos y muertos
y para entonces
no sabremos
si hemos pasado al olvido.
Hablar de Delia Rengifo, mi madre, abogada, poeta, artista, mujer...es hablar de una mujer maravillosa, integral que amaba la vida, amaba a Dios, amaba a sus hijas, a su mamá, a su papá, a sus hermanos, a sus sobrinos, amaba a sus amigos, a los amigos de sus hijas, a los amigos de su familia, amaba al prójimo. Mamá sin duda dedico su vida a amar....amaba el arte, y claro está amaba la palabra poética. Tanto la amó que abandono sus oficios de abogada para dedicarse de lleno a escribir. Y así a través de sus letras, a través de su amor infinito a la vida y a todo lo que ella le fue entregando, mamá fue dejando huella imborrable en todo aquel que la conoció, en todo aquel que la leyó... y hoy que no está, están sus letras para seguir dejando huella en aquel que con maravillosa suerte se tope con un verso de Delita.
El día que murió por mi mente esa idea no pasó....hacía ya 2 años y 2 meses de su diagnóstico cancerígeno, la idea de la muerte siempre estuvo presente desde el mismo momento en que la palabra quimioterapia llego a mis oídos. Pero, un día no se cómo, creo que de manera inconsciente la palabra muerte dejó de existir para mí y estaba decidida a acompañar a mamá en la lucha por la vida...apenas noté sus cambios físicos al someterse a las quimios, siempre le dije "estas bella mamá" y ella jamás me creyó. Hoy cuando veo sus fotos me doy cuenta de cuánto cambió, de cuanto su cuerpo fue mermando, fue apagándose ante mis ojos, ante los ojos de mis hermanas, de la familia, de los amigos.... pero ella siempre fuerte y optimista
"yo quiero vivir, yo quiero vivir".
La enfermedad no detuvo sus letras, no detuvo su trabajo por la palabra poética...así en marzo 2010 viajó a España a recibir el Primer Premio Internacional de Poesía de Eivissa otorgado por el Puerto Mediterráneo del libro. Así en abril de 2010 trajo a Caracas al poeta, médico, premio nobel de la paz Ernesto Kahan. Así se levantaba temprano todos los días directo a la computadora a escribir sus vivencias durante la enfermedad, a escribir sus versos y a conectarse al mundo cibernético internacional de la poesía. Así sus versos llegaron a Perú, Brasil, Italia, Argentina, Israel, Chile, España, Estados Unidos...y así llegaron mensajes de esos países y de otros el día que se fue. Y así supe que su frase "Cuando un poeta muere está más vivo que nunca" tenía todo el sentido, toda la pertinencia.
Mamá está más viva que nunca, en mi, en mis hermanas, en sus nietas, en sus hermanos, en sus sobrinos....pero sobre todo en sus letras. El más valioso legado que dejó porque cuando quiero sentirla cerca sólo me basta con abrir uno de sus libros.
El día de su muerte luego de darse una ducha me dijo "Hija, yo quiero vivir, pero no así" y fue como comprendí que estaba cansada, que sentía dolor, que ya no quería sufrir ni causar más sufrimiento. Pero la esperanza siempre volvía a mí, siempre atrapaba mis pensamientos, terminaba convenciéndome de que la muerte no llegaría. Ese día, justo antes de montarla en el carro me miró a los ojos, con su mano en el pecho sólo alcanzó a decirme " Ay hija" y esa fue su despedida....y yo me despedí tratando de darle vida con mi boca, con mi aire. Se fue en los brazos de su gran amigo-hermano Ricardo Peraza y en mis piernas, ahí dio su último respiro. Aunque me duela, creo que fue lo mejor que pudo pasarme...pude sentir el calor de su cuerpo, el calor de su amor por última vez.
No dejo de sentir un profundo dolor por su ausencia, no dejo de querer tenerla cerca y poder abrazarla, escucharla, sentirla...no dejo de asomarme a su cuarto o a su estudio y querer verla ahí. Pero sé que está conmigo de un modo más cercano sin los límites del cuerpo y sé que un día nos volveremos a ver.
El principio de la muerte tiene lugar al nacer. Osho